viernes, 16 de septiembre de 2011

Isabel de Inglaterra busca mayordomo


El pasado día 4 la página web de la Casa Real británica anunciaba que la reina Isabel II busca mayordomo para incorporarlo a su staff del Palacio de Buckingham (se reciben solicitudes hasta el 19 de septiembre). Un puesto sin duda alguna muy buscado para el que se solicita “un profesional entusiasta y muy dedicado, amable, educado, de disposición empatica y, sobre todo, discreto y capaz de mantener un alto grado de confidencialidad”. Como contrapartida la reina ofrece un salario anual de 15.000 libras esterlinas, vivienda y manutención tanto en el palacio de Buckingham como durante las estancias de la familia real en sus palacios de Balmoral y Sandringham, y una carrera profesional con amplias posibilidades de promoción interna.

Entre las funciones del elegido: recoger y servir las bandejas del té o café del desayuno y llevar a las personas reales la prensa de la mañana “de forma eficiente y discreta”, atender a huéspedes y miembros de la familia real de visita ocupándose de que sus ropas y uniformes estén cuidados con la mayor delicadeza, y hacer las funciones de mensajero entregando correo, despachos y mensajes internos a los miembros de la familia real y a los empleados de la casa en el tiempo adecuado. Isabel II, que en el pasado ha tenido que ser testigo de cómo la prensa aireaba muchas cuestiones de su vida más íntima en boca de antiguos sirvientes como Paul Burrell, quiere ahora asegurarse bien de a quién se elige para esas cuestiones domésticas mientras hace tan sólo unos días un miembro de su guardia a caballo estacionado en el castillo de Windsor, Simon Davies, ha sido acusado de abusar sexualmente de una niña menor de 13 años.

La princesa Beatriz, sin escolta
Entre tanto la prensa inglesa dedica un gran espacio en sus columnas a la cada vez más firme relación de su nieta la princesa Beatriz de York, cuyo extravagante sombrero fue tan criticado en la boda de su primo el duque de Cambridge, con el atractivo Dave Clark, el retoño de un rico norteamericano que en otros tiempo ocupó puestos de importancia en grandes compañías como Cadbury y Schweppes. Parece que Beatriz y Dave, de 23 y 29 años, se conocieron en el cumpleaños de Sean, el hijo Pierce Brosnan, el famoso “James Bond”, y que en los últimos meses han disfrutado juntos de la buena vida de la princesa pues durante este año no les han faltado vacaciones para esquiar en Verbier, pasar unos días en Sotogrande y en Roma, o entregarse al dolce far niente en Necker Island, el fantástico resort vacacional en las Islas Vírgenes que es propiedad del jefe de Dave, el multimillonario Sir Richard Branson que es dueño el emporio musical Virgin. Parece que el novio de la princesa sabe moverse bien en las alturas, pues alguien de su entorno ha comentado: “Siempre reciben tratamiento especial allí donde van y a él le encanta formar parte de la jet set. Sólo se ha de observar la forma en la que viste y en la que se mueve para darse cuenta de que le encanta sentirse formando parte del círculo íntimo de los “royals”. Estar con Beatriz le ha abierto muchas puertas”.
Beatriz, que cursa estudios de historia en la universidad Goldsmith de Londres, no parece tener metas concretas en su vida y se dice que se siente muy decepcionada por los vanos intentos de su padre, el príncipe Andrés, de conseguir obtener para ella un papel de representación oficial en el concierto de la familia real. La reina Isabel no quiere ampliar el número de personas que reciben lista civil, ha retirado la escolta a su nieta, excepto para actos estrictamente oficiales, y se teme que Beatriz y su hermana se conviertan en personajes sin entidad propia y sin objetivos concretos en la vida como es el caso de su madre la defenestrada Sarah Fergusson. En este sentido alguien del entorno de su padre ha declarado: “Andrés ha estado hablando con los hombres del traje gris para ver si podría encontrar un papel para su hija, pero los miembros de la corte han dicho: “ni hablar”.

Siempre estoica, la reina Isabel no pierde sin embargo la compostura y seguramente, y como recordaba el ex mayordomo de Diana de Gales, Paul Burell, continuará con sus hábitos domésticos de siempre como el pasar algunas horas en bata, en una de sus salitas de Buckingham, con la corona de estado en la cabeza para ensayar como caminar con ella sin que se le caiga durante la próxima apertura del parlamento británico a fines de otoño.
Extraconfidencial

No hay comentarios:

Publicar un comentario